No pretendo hacer un breaf histórico de los orígenes del Halloween porque sé que para estas fechas hay tantos otros artículos que lo explican muy bien. Mi intención no es otra que advertir y aclarar sobre ciertas situaciones y realidades propias de esta fecha, que entre la superstición y el mito, terminan confundiendo a la gente, pero sobre todo a los católicos que tratamos de vivir una vida cristiana coherente, y ante estas celebraciones nos cuestionamos sobre cuál debería ser nuestra postura y participación.
EXISTE “LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS”
Para empezar quisiera decirles lo mucho que me asombra el hecho de que hay católicos que ni siquiera están enterados de que existe esta Solemnidad, que a fin de cuentas es la razón por la cual existe la víspera de todos los santos (“All hallow´s Eve”). Prometí no hacer un breaf histórico así que mantengo mi palabra. Al igual que las demás Solemnidades de la Iglesia, ésta se celebra desde la tarde del día anterior al 1 de noviembre (Solemnidad de Todos los Santos), lo que le da sentido propiamente a la celebración de una víspera. En ese día (1 de noviembre) celebramos a todos aquellos que gozan de la gloria de Dios pero que por ser tantos y muchos no conocidos, la Iglesia no puede darles un pedestal a todos, pues no cabrían en el mundo. Y sí, allí están incluidos aquellos seres queridos que bajo nuestro juicio consideramos – porque los conocimos – que fueron verdaderamente santos.
El asunto aquí es que antes de hablar sobre Halloween propiamente, debemos comprender que el centro de esta fecha es la Solemnidad y no la víspera, de manera que si hay algún cristiano por ahí disfrazándose del mismísimo San José para celebrar “santamente” una fiesta paganizada, pero al día siguiente no va a misa para celebrar propiamente la Solemnidad, déjenme decirles que fracasó como cristiano. Y dado que quienes normalmente suelen disfrazarse son niños – a excepción de los adultos que gustan de celebrarlo a lo grande en la discoteca – quienes habrán fracasado como cristianos son los padres, que por un lado tratan de vivir de la manera más cristiana o menos pagana posible – en su defecto –, lo cual es admirable, pero por otro lado no enseñan a sus hijos el verdadero sentido de la celebración, que es propiamente asistir a la misa de la Solemnidad de Todos los Santos. Aplíquese esto último para todas las otras Solemnidades, incluyendo Navidad, y entonces nos habremos ahorrado como unos cinco artículos en diciembre y Semana Santa…
HALLOWEEN BAJO LA LUPA…
Quisiera ser muy claro y sin pelos en la lengua. Por donde se vea, disfrazarse de bruja, fantasma o cualquier otro espectro con razón de “celebrar a los muertos”, será siempre y tajantemente un vínculo demoníaco y una burla a Nuestro Señor. La madrugada de esta fecha es siempre un momento escogido por las sectas satánicas para celebrar misas negras y sacrificios humanos ofrecidos a Satanás. Señores, el hecho de que durante el pedido de golosinas de los niños, siempre existan casos de envenenamiento o desapariciones, no es una coincidencia, sino que es algo muy bien planeado, pues los niños son uno de los sacrificios más requeridos por estas sectas debido a su inocencia.
Las misas negras son celebradas comúnmente a las tres de la mañana, hora muy popular utilizada por las películas de terror. Una forma más que tiene Hollywood para ridiculizar realidades que no tienen nada de ficción y que en la vida real suelen superarla. Escogen esta hora a manera de escarnio y burla a la Crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo que fue un viernes a las tres de la tarde. Por otro lado, las misas negras se caracterizan justamente porque los presentes beben la sangre y comen la carne del sacrificado, a fin de obtener “mayor poder”. De todas las formas, esto es una antítesis de la celebración eucarística.
Por otro lado, hay quienes hacen uso del argumento de que es una celebración “extranjera” – al menos en mi país –, sin embargo no es ese el problema, pues debo recordarles que vivimos una fe Universal que no responde a fronteras geográficas. El verdadero problema es el tratar de licuar la fe, y en ese sentido es una pena que muchos párrocos hagan tanto énfasis en tratar de “darle otra cara al Halloween”, diciendo a los fieles que también podrían disfrazarse de santos como una especie de “alternativa”, sin embargo, no les escucho con la misma vehemencia, explicando la importancia de asistir a la Solemnidad de cuyas vísperas tanto se promociona. Este es un problema muy típico de ciertos católicos – párrocos incluidos –, que se esfuerzan por plantarse como mulas diciendo “no a esto y a aquellos” sin plantear argumento alguno, y por otro extremo, aquellos que gustan de licuar la fe con prácticas paganas o tratando de minimizar la gravedad de dichas prácticas. Ambos son extremos, en donde ninguno presenta la verdadera alternativa que nos está proponiendo la Iglesia, y entiéndase “alternativa” no como menú, sino como la libertad de cada uno para aceptar o no la doctrina cristiana y preferirla o no, a la del mundo.
Esta oposición entre el mundo y la doctrina de Cristo, de a poco se ha ido diluyendo, y es justamente uno de los más grandes peligros de conciliar con ciertas prácticas y celebraciones que no son cristianas. A aquellos que han ido haciendo “amistades” con estas prácticas paganas, les recuerdo lo que nos dicen claramente las Escrituras:
A LOS CATÓLICOS ADULTOS
Sé que es propio de esta fecha la abundancia de fiestas organizadas con temática de Halloween y verdaderamente lamento aguarles la fiesta, sin embargo quisiera dejar en claro que así sea hombre o mujer de comunión, confesión frecuente y rosario diario, el asistir a estas fiestas cuyo motivo de celebración son las brujas y los muertos, no es otra cosa que un culto a Satanás en toda su extensión, diluido por supuesto como sólo el mundo lo sabe hacer, ridiculizando la existencia del demonio – cosa muy ventajosa para él – y propaganda aún más el paganismo en nuestros países cristianos.
A mí lo que en verdad me parece un absurdo, o como dirían en mi país, manotones de ahogado, es cuando escucho a un católico tratando de fundamentar y defender la “inocencia” e “intrascendencia” de celebrar Halloween. Es defender lo indefendible. Pareciera como si por un momento nos olvidásemos de la existencia del mal y de la vida a la que hemos sido llamados. No quisiera extenderme más en este tema que en realidad me parece bastante claro. Si somos católicos, NO ES LÓGICO que celebremos a los muertos de esta forma tan pagana y diabólica. La correcta forma de celebrar a quienes gozan de la gloria de Dios se llama la Solemnidad de Todos los Santos, lo que se aparte de eso viene y vendrá siempre del Maligno.
¡Dios los bendiga!
[1] 1 Juan 2, 15
[2] Santiago 4, 4
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