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Foto del escritorSteven Neira

El Año de la Misericordia for dummies


misericordiosos

He estado un poco inconstante con respecto a los artículos últimamente, y les pido paciencia, pues estoy en preparativos para ir a otra ciudad y empezar mi formación sacerdotal, por lo que aún tengo ciertas cuestiones pendientes antes de irme. Sinceramente, no tengo idea de cómo serán las cosas luego, pero espero poder seguir escribiendo para ustedes. ¡A lo que venimos!

Desde el 8 de diciembre de 2015, el papa Francisco ha convocado un Año Santo, el Jubileo de la Misericordia, que durará hasta el 20 de noviembre de 2016. Debo ser sincero con ustedes, no puedo jactarme de estar viviendo este Año Santo como debería, así que he decidido empezar a vivirlo como se debe junto a ustedes, explicando ciertas dudas que muchos me han remitido al respecto.

¿QUÉ ES UN AÑO SANTO Y CÓMO GANO LA INDULGENCIA?

El Jubileo (Año Santo) tiene sus raíces en la conmemoración judía de un año sabático. Esta fiesta se realizaba cada 50 años. Durante este año, se liberaba a los esclavos, se restituía propiedades a quienes las hubiesen perdido, se perdonaban las deudas, se descansaba… en fin, todo un oasis en medio del desierto.

Ahora, dentro de la tradición católica, el Jubileo consiste en que durante un año entero, los fieles pueden ganar indulgencias si cumplen ciertos requisitos dispuestos por el Vaticano… dado que varias personas me han preguntado cómo ganar indulgencia durante este Jubileo, pues a continuación explico:

En cualquiera de los casos que describiré, se debe cumplir las condiciones habituales que dispone la Iglesia, es decir: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Santo Padre. Si quieren más detalles, pueden revisarlos en las indicaciones de la Penitenciaría Apostólica, con respecto a cómo lucrar las indulgencias[1].


Peregrinar brevemente hacia la Puerta Santa, localizada en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo del lugar y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo profundo de auténtica conversión.Sobre este acto en particular, algunas personas me preguntan sobre qué cosa se entiende por “peregrinación breve”… pues es evidente que no es  parquearse en la puerta de la catedral y cruzarla, ni tampoco implica necesariamente una peregrinación de cientos de kilómetros. El fondo de la peregrinación es justamente ese detalle de amor, ofrecido a Dios a manera de penitencia. Si cansa un poco, pues entonces será una peregrinación.

Realizar personalmente las obras de misericordia corporales o espirituales, es decir: Espirituales: enseñar al que no sabe (me estoy ganando una indulgencia escribiéndoles esto), dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos ajenos y rogar a Dios por vivos y difuntos.Corporales: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los encarcelados y enterrar a los muertos.

Para los enfermos y ancianos que no puedan salir de casa: deberán vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor. Vivir con fe y esperanza esta prueba, recibiendo la comunión y participando de la oración comunitaria, será la forma de ganar la indulgencia.

Para los presos: podrán ganar la indulgencia en las capillas de las cárceles e incluso cada vez que atraviesan la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y oración al Padre.

Por lo demás, meditaba con respecto al Año Santo y el tema de las indulgencias, y en realidad una de las cosas que no podía terminar de creer, era lo fácil que era ganar la indulgencia. De hecho, – y así lo permite la Iglesia – podríamos ganar una indulgencia por día si así lo quisiésemos. No les mentiré, al principio me preguntaba ¿dónde está el truco?, pero la verdad es que no hay ningún truco. La misericordia de Dios es así de grande, de lo que llego a deducir que, quienes no se acercan al Señor y no experimentan su perdón, es sencillamente porque no quieren.

UN PROGRAMA DE VIDA

Es interesante que acojamos este Jubileo como un verdadero programa de vida cristiana que nos permita ejercitar las obras de misericordia, acrecentar las virtudes, pero sobre todas las cosas, que podamos experimentar la misericordia del Padre, y así podamos también comunicársela a los demás. Les propongo que se tomen todo este tiempo previo, para que planeen una Cuaresma INTENSA, con actividades para cada uno de los cuarenta días, de manera que vivamos este Año Santo con una Cuaresma inigualable.

Por otro lado, es verdad que las obras de misericordia deberíamos vivirlas todos los días sin necesidad de ninguna instrucción específica, sin embargo el Papa nos ha querido dar este gran empujón motivacional al concedernos indulgencias por cada obra de misericordia. En realidad espero que estén tan decididos como yo, a vivir este Jubileo Santo con mucha garra, y si no lo están, pues les exhorto a que tomen la decisión de amar al Señor en los detalles pequeños, empezando por las obras de cada día.

Que este Año de la Misericordia nos ayude a enamorarnos más de Dios y a vivir más para Él y menos para nosotros mismos.

¡Dios los bendiga!

 
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